María Mendoza Michilot: “Yo sí creo en los periódicos de papel y no desaparecerán”

María Mendoza Michilot: “Yo sí creo en los periódicos de papel y no desaparecerán”

Periodista. Maestra universitaria. Ha escrito un libro sobre la historia de los diarios en el país.

¿En periodismo todo tiempo pasado fue mejor?

Yo menciono eso en mi libro (sonríe). Y digo que todo tiempo pasado fue mejor en la medida que hubo un gran compromiso de muchos periodistas y muchos medios con asuntos relevantes para el país. Los periódicos fueron en su momento el único espacio donde se debatían las cosas. Desde ese punto de vista, sí, todo tiempo pasado fue mejor. Pero también explico que hubo muchos vicios en los periódicos antes que nosotros vivimos en los últimos años: el amarillismo, el sensacionalismo, la corrupción en los mismos periodistas.

De hecho amarillismo y sensacionalismo persisten, quizá lo que hemos perdido es la creatividad que tenían en el siglo XIX para bautizar medios. Había títulos como La serpiente o La linterna del diablo.

Esos periódicos respondieron a la imaginación de sus gestores, pero aunque te parezca mentira tenían un compromiso político.

¿No solo eran satíricos?

No, no lo eran. Eran diarios usados, como dice Porras Barrenechea, para atacar al adversario o al régimen político. Entonces, el tema político siempre estuvo ligado al tema periodístico.

Cuando uno abre un diario fuera del país, lo primero que encuentra es la sección internacional, nosotros empezamos con las páginas políticas. ¿Por qué?

Yo creo que se ha perdido el interés por el tema internacional. No sé si es una cuestión de mercado pensar que al lector no le interesa lo que pasa más allá de las fronteras, pero sí hemos tenido diarios que le dedicaban un espacio mayor a lo internacional, incluso diarios populares o sensacionalistas que le daban portada. Está el caso de Última Hora.

¿Y por qué tenemos una prensa tan política?

Hay un autor español, Félix Ortega, que dice que históricamente la relación de la prensa con la política ha sido muy estrecha. Y si analizamos el debate sobre opinión pública, no existe opinión pública sin que haya medios detrás. Entonces, ¿quiénes generan la cosa pública? Los políticos. Y ¿quiénes difunden eso? Los medios.

Dice que la relación entre prensa y políticos es estrecha, ¿no debería ser antagónica?

Ortega dice eso mismo, que los medios tienen una relación con los políticos que los termina convirtiendo en antagonistas complementarios. Estamos en veredas diferentes pero nos necesitamos.

Al explorar 100 años de prensa escrita en el país ha visto dos momentos difíciles para el periodismo. El primero, la toma de los medios en el gobierno militar y, el otro, la compra de medios en el fujimorato. ¿Cuál fue más nocivo?

Las dos cosas fueron negativas. En el gobierno militar asistimos al avasallamiento de uno de los principales derechos del ciudadano: su derecho a estar informado. Está claro que no puede existir democracia con medios silenciados. Y en el segundo caso tienes un país en democracia que se hace el harakiri. No fueron todos, pero sí un grueso de medios que vendieron su línea al gobierno.

La toma de medios durante el régimen militar también tiene otras consecuencias. Pedro Beltrán, por ejemplo, histórico director de La Prensa, no volvió a tomar las riendas de su diario porque murió antes de la devolución de los medios a sus dueños.

Beltrán fue un personaje muy importante. Con él ocurre algo interesante, él va más allá de los editoriales y se involucra con el gobierno, llegó a ser ministro. Y desde el punto de vista periodístico, fue un innovador. Se le reconoce como uno de los modernizadores de la prensa en los cincuenta. Con él se procura informar cumpliendo las reglas de las cinco ve dobles, separar la opinión de la información, cosas que ahora parecen básicas.

Una curiosidad en los diarios, a inicios del siglo XX, es la inclusión de pequeños avisos que se conocían como “remitidos”. ¿Qué eran exactamente estos anuncios?

Los remitidos podrían ser los avisos económicos de hoy, si los entendemos como espacios en que se ofrecían cosas. Pero, además, tenían un contenido político. Eran un espacio pagado para criticar al adversario…

…En el que se ahondaba además en cuestiones familiares o personales.

Sí, también. En esa sociedad, el remitido servía para decir lo que uno pensaba de alguien con las palabras que le daba la gana. Finalmente, los propios medios los suspendieron.

Ahora se dice mucho que los periódicos tienen fecha de caducidad, que están a punto de extinguirse, ¿usted les ve larga vida?

Yo sí creo en los periódicos de papel, creo que el papel no va a desaparecer. Pero también es cierto que tienen que trabajar de forma coordinada con sus versiones digitales. Hay que ver cómo el aporte de las redes puede vincularse con el impreso y viceversa.

A ver, hagamos un ejercicio. Un diario limeño importante la llama para que publique una columna pero le dice que esta solo aparecerá en su versión en internet, ¿usted aceptaría?

Esteee… sí, porque creo que hay un público en internet. Y muchas cosas que han nacido en internet han tenido que ser recogidas por los medios convencionales.

LA FICHA

-Nací en Lima en 1960. Soy periodista y docente en la Universidad de Lima y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Tengo un magíster en periodismo digital por el Instituto Universitario de Posgrado de Madrid. El 2013 publiqué el libro 100 años de periodismo en el Perú. Ahora trabajo en un nuevo ensayo sobre el rol que han tenido los medios en momentos medulares para la vida nacional. Siento que la historia me persigue.

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