A sus 26 años, Silvia María Gonzales puede decir que es multifacética: preside EIP, Asociación de Editores Independientes de Perú, tiene una editorial propia llamada Madriguera y le encanta Games of Thrones.
Aunque Madriguera empezó en el 2012, Silvia cuenta con años de experiencia en el negocio de las editoriales que la han llevado a estar en la última Feria Internacional del Libro de Lima coordinando las actividades de la Asociación.
¿Cuál crees que es la situación actual de las editoriales?
La edición en el país tiene muchas carencias, una de las principales es que no hay un pre grado que te forme para ser editor. La mayoría de gente aprende en la cancha, el ensayo y error permite aprender muchísimo, pero no es la forma más adecuada de aprender ni mucho menos la más rentable.
¿Cuál es el principal reto para las revistas y libros?
El llegar a su público. Actualmente hay producción muy buena, de alta calidad y de todo tipo. Hay desde las revistas de circulación muy restringida hasta las publicaciones de corte súper comercial que están en todos los kioscos y supermercados. La dificultad muchas veces radica en la distribución de estas, de saber cuál es su público y de que este público tenga dónde comprarlo y lo digo porque en la Feria mucha gente viene no solo con actitud de compra, sino con una actitud de descubrir nuevas lecturas. Preguntan “¿qué es esta publicación?”, le cuentas un poco de la trama y se la lleva sin tener en cuenta si el autor es un premio Nobel o si sale en la televisión. La lleva por el gusto de leer.
Y el tema es ese. La gente sí quiere leer, quiere consumir cosas nuevas, pero tiene poco acceso a ellas. No muchas personas van a librerías y solo un porcentaje muy pequeño, casi inexistente, de los títulos producidos llega a kioskos, entonces el tipo de publicación a la que se puede acceder está condicionado por este filtro. Sin embargo, hay infinita gente con muchas ganas de leer y habría que pensar en cómo crear nuevos espacios de lectura para ellos.
¿Qué te impulsó a crear Madriguera?
Luego de trabajar muchos años en edición, me fui del otro lado del counter, por así decirlo, a trabajar a una cadena de librerías. Tras esa experiencia enriquecedora sin duda, decidí regresar a lo que más me gustaba, que era volver al impreso. Decidí que la mejor opción era mediante una agenda, que era el producto que quizá más disfruté hacer en todos los años que llevaba trabajando en edición.
¿Te refieres a la agenda Crayón?
La agenda Crayón conjuga el objeto súper útil y practico, que uno siempre tiene a la mano, con la producción artística local. Se estaba dando una fuerte movida de artistas jóvenes que no tenían una vitrina más grande que la galería. Pensamos “¿Qué tal si esta agenda, que es un producto uno lleva siempre, se vuelve una muestra de arte portátil?” Y así fue. La agenda tuvo muy buena acogida y era un producto que me hacía infinitamente feliz, así que decidí continuarlo.
Estaba a punto de descontinuar la agenda y dije no, esto tiene que seguir. Así empecé con Madriguera en realidad. Todo lo demás ha ido dándose poco a poco. Autores vinieron a buscarnos con proyectos que sencillamente eran para enamorarse y fue algo así como un llamado. Quizá por eso es que no me veo haciendo otra cosa. Y no soy solo yo, cuando uno conversa con los editores de la asociación cada quien tiene una historia diferente de cómo llegó al rubro, pero al fin y al cabo todos coinciden en que hay un enamoramiento al formato impreso.
Además de este enamoramiento, ¿crees que hay alguna característica especial del formato impreso?
Claro que sí. He intentado algunas veces utilizar el formato digital, sea por la disponibilidad de contenidos, porque es mucho más portátil o porque uno encuentra cosas que no encuentra en el impreso. Pero no puedo. El formato impreso es una experiencia infinitamente superior, es el hecho de entrar en una librería y bucear entre los libros, que uno de pronto te llame la atención, el pasar las páginas, el disfrutar el olor. Conscientes de que ello, la nueva generación de editores tiene muy en claro que no puede publicar libros que no estén impresos en la mejor calidad, ya que no hacerlo, desvirtuaría el disfrute del libro. Todo producto impreso tiene que ser un soporte bello, un soporte deseable, un soporte que uno quiera tener consigo, que lo diferencie de una pantalla fría, tiene que ser algo que atesorar.
Pueden encontrar a Editorial Madriguera en el siguiente link: https://www.facebook.com/madrigueraeditorial