El progreso de los canillitas acompaña al de la prensa

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"Canilla Progreso Perú"

"Canilla perú progreso"

“Ella es canillita desde hace 15 años, trabaja en el óvalo de Puente Piedra y vende hasta 1.500 ejemplares de Trome y 200 de Ojo en un día. Con sus ingresos ya se ha comprado un terreno.”

A diferencia de lo que sucede con la industria periodística en otras partes del mundo, en el Perú esta actividad se ha consolidado en la última decada. No solo se han incrementado sus ingresos por publicidad, sino también los niveles de circulación. Si en el 2007 se vendían casi 1.2 millones de periódicos al día, en el 2012 se comercializaban hasta 1.8 millones diarios, lo que revela que los índices de lectoría no dejan de ascender.

Según Antonio Cabrera, gerente de distribución y circulación del Grupo El comercio, el proceso de convertir al canillita en un socio estratégico comentó en 1999. “Empezamos a comunicarnos de forma distinta porque comprendimos que debíamos engranarnos de la mejor manera posible para obtener mejores resultados”, afirma Cabrera.

En un primer momento, algunos canillitas creyeron equivocadamente que este modelo de crecimiento iba a impactar negativamente en sus ingresos. Sin embargo, en la práctica, el canillita es el eje del sistema de comercialización. De 2.300 canillitas con los que se coordinaba en 1999, hoy el Grupo El Comercio trabaja con más de 6.000 en Lima, a quienes brinda cursos de charlas de marketing y emprendedurismo.

Este impacto no solo se ha producido en la capital. En el interior, donde trabajan unos 6 mil canillitas, el crecimiento en la circulación ha sido del orden del 84%. Se ha pasado de vender 426.500 periódicos en el primer semestre del 2007 a 786.950 en el primer semestre del 2012, según cifras de la Sociedad de Empresas Periodísticas del Perú (SEPP).

Para Óscar Carbajal,gerente de ventas del Grupo Epensa, que distribuye los periódicos “Ajá”, “Ojo” y “El Bocón” en todo el país,  y que produce 16 ediciones regionales del diario “Correo”, este incremento es directamente proporcional a las tasas por comisión que cobran los canlillitas, puesto que estos seguirán beneficiando mientras más periódicos vendan.

Columna de opinión de Raúl Castro

El canilla es para mí, como para miles de personas en su radio de influencia, un ‘tastemaker’: un importante agente  modelador de gustos y preferencias en lo que toca a información, opinión y cultura. Es el editor del espacio de su quiosco, y de las ideas que se comentan primero y después.

En los últimos años, los estudios del consumo y las industrias culturales -sean estas la prensa, la moda o el arte, entre otras- han revalorado a estos agentes, y resaltan su papel en la actual dinámica del mercado, caracterizada por la segmentación y los nichos especializados. Del mismo modo como la gerencia moderna mira toda la cadena de produción de un rubro económico, se analiza el rol de los distribuidor es y canales de contacto con el diente final, y se destaca su influenda sobre sus hábitos y patrones de gasto. A sus actividades de transmisión de gustos se te llama’trendsetting’,o “aquello que impone la tendencia”.

Para el caso de los canillas —que en todo el Perú ascienden a cerca de 12mil- la influencia que ejercen no solo se da en el punto de venta, a través del titular, sino que también se extiende por un circuito mucho más amplio gracias a los aproximadamente 5 familiares -padres, hijos, sobrinos- que impulsan con el titular del negocio la dinámica de su mercado-red. Visto de este modo, estamos pues cerca de los 60 mil empleados en el país que trabajan directamente para el negocio del canillita, conformando igual número de agentes modeladores de gustos que guían, en un nivel inicial o básico, la atención de los lectores.

 

Fuente: El Comercio

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